La producción industrial de Brasil sigue sin levantar cabeza, en línea con la fuerte recesión económica que atraviesa el país. En rigor, ayer se supo que la industria cayó por séptimo mes consecutivo en diciembre, cerrando el peor año para los manufactureros en más de una década, en un contexto de inflación en alza, tasas de interés altas y una creciente incertidumbre política.
La producción industrial de Brasil sigue sin levantar cabeza, en línea con la fuerte recesión económica que atraviesa el país.
La producción en las fábricas y minas bajó 8,3 por ciento en 2015, dijo ayer el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el peor desempeño desde que la serie de datos comenzó en 2003.
La producción cayó un 0,7 por ciento en diciembre frente a noviembre tras ajustes por estacionalidad. Economistas encuestados por Reuters esperaban que la producción se mantuviera estable.
Las fábricas y las minas recortaron casi una quinta parte de su producción desde un máximo de 2013 después de que Brasil cayera en una profunda recesión. Economistas en un sondeo semanal del banco central esperaban que la producción industrial cayera un 4 por ciento este año.
La producción de bienes de capital cayó un 25,5 por ciento en 2015, y sólo en diciembre declinó un 8,2 por ciento, debido a que las subas de las tasas de interés desalentaron la inversión en maquinaria. La tasa de interés referencial de Brasil está en un máximo en nueve años de 14,25 por ciento.
La producción de bienes de consumo también se vio perjudicada, mientras el desempleo y la inflación contuvieron la demanda. Más de 1,5 millones de empleos desaparecieron de la economía brasileña el año pasado.
La mayor economía de América Latina se desplomó después de que un creciente déficit presupuestario llevó el año pasado al Gobierno y al banco central a elevar los impuestos, recortar los gastos fiscales y subir las tasas de interés.
En la comparación interanual, la producción industrial retrocedió un 11,9 por ciento en diciembre.
Bovespa, su peor día desde 2011
En ese contexto, ayer la Bolsa de Brasil sufrió su peor caída diaria desde agosto 2011. En rigor, el principal índice bursátil de Brasil se desplomó casi un 4,87 por ciento, su mayor pérdida porcentual desde agosto de 2011, presionado por el panorama externo negativo y la frustración de los inversores por los balances de Itaú Unibanco y Cielo.
En concreto, la atención estuvo puesta en los resultados corporativos de Itaú Unibanco, el mayor banco privado del país. Las acciones de Itaú Unibanco se hundieron un 8,72 por ciento, su mayor caída porcentual desde agosto de 2011, en medio del análisis de sus resultados del cuarto trimestre de 2015, que mostraron que sus perspectivas se vieron muy impactadas por la profunda recesión que atraviesa el país y el descenso de la actividad en América Latina.
Los títulos de la compañía de medios electrónicos de pago Cielo bajaron un 6,45 por ciento tras reportar el lunes por la noche una ganancia neta de 899,17 millones de reales en el cuarto trimestre, un alza frente a 2014 pero menos a lo proyectado por analistas.
Los papeles preferentes de la petrolera estatal Petrobras cayeron un 8,9 por ciento, en línea con la baja de los precios del petróleo. En tanto, los ordinarios retrocedieron un 8,51 por ciento.
Dilma promete reforma tributaria
El Gobierno de Brasil planea establecer un límite legal al gasto público y adoptar metas fiscales flexibles como parte de reformas para recuperar el crecimiento económico, dijo ayer la presidenta Dilma Rousseff en un discurso de apertura del año legislativo.
Además afirmó que el Gobierno enviaría una ley que propone cambios al sistema de pensiones y un proyecto de reforma tributaria.
Durante la apertura del año legislativo, Rousseff pidió colaboración a los legisladores tras un año regado de enfrentamientos y anticipó proyectos para reformar el sistema de seguridad social, recortar el gasto público y crear un impuesto a las transacciones financieras para borrar el rojo de las cuentas públicas.
“Una crisis es un momento muy doloroso para ser desperdiciado”, resumió Rousseff al pedir al Congreso que ayude a su gobierno izquierdista, cuya popularidad también se desmoronó golpeada por la metralla de escándalos de corrupción en la estatal Petrobras.
Petrobras debe enfrentar más demandas en Estados Unidos
Un juez de Estados Unidos ordenó que la petrolera brasileña controlada por el Estado, Petrobras, enfrente demandas colectivas de los inversores que buscan recuperar miles de millones de dólares en pérdidas derivadas de un escándalo de sobornos y corrupción.
En una decisión que se hizo pública ayer, el juez de distrito estadounidense Jed Rakoff certificó dos clases de demandantes y dijo que sus reclamos tienen similitudes suficientes como para agruparlos.
Una demanda colectiva incluye varios valores de Petrobras desde enero del 2010 a julio del 2015, mientras que la otra reúne a activos de deuda ofrecidos entre 2013 y 2014.
“Petrobras era una compañía enorme con inversores en todo el mundo”, escribió Rakoff en su decisión de 49 páginas. “A pesar del tamaño de Petrobras y de sus numerosos y distantes inversores, los intereses de los miembros de los grupos están alineados y en sus reclamos subyacen las mismas presuntas conductas indebidas”, agregó.
La certificación de demanda colectiva puede hacer más fácil que los inversores recuperen mayores montos que si presentaran recursos legales de forma individual, aunque no garantiza que serán compensados.
Petrobras fue acusada de exagerar el valor de más de 98.000 millones de dólares de sus acciones y bonos durante los años en que se produjeron los hechos de corrupción.
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